Ragnar, un guerrero vikingo, se embarcó en un drakkar hacia tierras desconocidas, con la promesa de riquezas y gloria. En medio de la travesía, una tormenta feroz azotó su barco, pero ni el viento ni las olas lo detuvieron. Al llegar a la costa enemiga, Ragnar lideró a su tripulación con su espada en alto, enfrentando a un ejército mucho mayor. A pesar de la desventaja, la valentía de los vikingos prevaleció, y regresaron a su hogar victoriosos. Desde entonces, Ragnar fue recordado como el conquistador de mares y tierras lejanas.
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